jueves, 13 de junio de 2013

Testigo directo de un "milagro": Peter Shilton


Algunas paradas parecen auténticos milagros. De ahí que algunos porteros sean directamente santificados por los aficionados al fútbol. Casillas o Preud'Homme son ejemplos de ello. También parece todo un milagro que un arquero sea capaz de jugar como profesional hasta casi el medio siglo de edad. El hombre que está sobre estas líneas, Peter Shilton, lo hizo. Quería llegar a los 1.000 partidos oficiales. Y lo consiguió. De hecho, hasta le sobraron cinco para ello. Cuando colgó de una vez por todas los guantes, en 1997, tenía ya 47 años. Es cierto que los guardametas suelen ser futbolistas especialmente longevos, pero lo de Shilton roza prácticamente lo insólito.

Nacido el 18 de septiembre de 1949 en Leicester, Inglaterra, se inició en esto del fútbol en las filas del Leicester City, con el que debutaría como profesional en 1966, el año en que la selección inglesa, los inventores de esto del fútbol, al fin y al cabo, habían conquistado el que hasta ahora es su único Mundial. El Leicester fue su primer club, pero no el último.  Ni mucho menos. En total, estuvo en la disciplina de hasta once entidades distintas, si bien con algunas de ellas no llegó a disputar ningún partido oficial. Además del Leicester, el Nottingham Forest, el Southampton, el Derby County, el Plymouth Argyle, donde fue jugador-entrenador, algo muy en boga en las islas, el Wimbledon, el Bolton Wanderers, el Coventry City, el West Ham United y el Leyton Orient contaron con sus servicios.

Sus mayores éxitos deportivos, no obstante, los consiguió en las filas del Nottinngham Forest, club con el que, entre otros títulos, levantó dos Copas de Europa. Cómo no, fue también el portero titular de la selección inglesa durante un buen puñado de tiempo. Se estrenó en 1970, ante lo que era entonces la República Federal de Alemania. De hecho, con 125 partidos en su haber, ostenta el récord inglés de entorchados internacionales. En ese elevado número de duelos, en los que protagonizó grandes intervenciones, sólo cometió un error, según asegura él mismo (de ahí que la objetividad, tal vez, brille por su ausencia).

Al intentar blocar el balón, en un decisivo encuentro ante Polonia, en 1973, el esférico se escurrió bajo su cuerpo y acabó alojado en el fondo de sus redes. Inglaterra empató, de penalti, mientras el propio Shilton, protagonizando la que sería después una célebre imagen, prefería no ver la ejecución de la pena máxima. El empate, no obstante no era suficiente para la selección inglesa, que acabó de esta manera quedando fuera del Mundial de Alemania. Los pros tampoco se clasificaron para el siguiente Mundial, el de Argentina, así que el estreno de Shilton en una cita mundialista se retrasó hasta 1982, cuando ya superaba la treintena. México, en 1986, e Italia, en 1990, y con un meritorio cuarto puesto final de los ingleses, también lo vieron bajo los palos.

En México, sufrió en sus propias carnes tanto el considerado mejor gol del siglo XX como, quizás, uno de los menos ortodoxos, ambos a manos (en el caso ominoso, nunca mejor dicho) de Diego Armando Maradona. Más de un cuarto de siglo después, el meta seguía dolido con el argentino, tal y como dejó entrever en algunas declaraciones ante los medios. Igual tampoco le hizo mucha gracia que se usara la famosa picardía del astro para promocionar el Mundial de Sudáfrica. Claro que, después de marcar con la que bautizó como "la mano de Dios", Maradona si se sacó de la chistera una jugada casi divina con la que sentenció el duelo.

Tras retirarse definitivamente del fútbol, y superar unos problemas económicos producto tanto de unas malas inversiones como del juego, Shilton, el portero que fue testigo directo de un "milagro", se convirtió en comentarista. Sus últimos tiempos, no obstante, no han estado tampoco exentos de polémicas. Este mismo año, ha sido acusado de conducir bajo los efectos del alcohol. Un mal hábito que, por desgracia, ya causó grandes problemas a otras estrellas británicas, como George Best o Paul Gascoigne.

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