martes, 30 de abril de 2013

El primer portero moderno: Amadeo Carrizo


Siempre tiene que haber un pionero. En el fútbol, a veces, se bautiza con su nombre, o una adaptación del mismo, a la acción que éste crea de la nada. El gran Ricardo Zamora inventó un despeje con el codo, propio de un meta que, directamente, va sobrado, y le llamaron a esa acción "la zamorana". El checo Antonin Panenka, mientras, tuvo las narices de tirar un penalti decisivo con un tiro sutilísimo en la tanda de la final de la Eurocopa 1976 entre Alemania y lo que entonces era Checoslovaquia y, por supuesto, se le dio su nombre a esta manera de lanzarlos.

Pero los pioneros no siempre son reconocidos como tales de esta manera. A veces, hay que rebuscar un poco. En el fútbol, desde luego, nada le impide al portero salir de su área. Con todo, tiene que haber alguien a quien se le ocurriera hacerlo por primera vez. Y ese alguien no es otro que Amadeo Carrizo. Él mismo explicaba, hace algunos años, el porqué de su manera de jugar. Quería darle un nuevo sentido a la posición de guardameta, de arquero, como se dice más habitualmente en Argentina, su patria natal. Y, desde luego, lo consiguió. Hugo Orlando Gatti, "El Loco", sería quizás uno de los más conocidos continuadores de su estilo.

Nacido en Rufino, una localidad de la provincia argentina de Santa Fe, el 12 de junio de 1926, debutó como profesional en River Plate, el equipo en el que pasó la mayor parte de su carrera, en 1945. Jugó allí nada más y nada menos que durante 23 años, un periodo de tiempo, casi un cuarto de siglo, en el que conquistó siete campeonatos de la liga argentina y así como dos ediciones de la Copa Aldao, una competición que fue desde principios hasta mediados del siglo pasado y que enfrentaba al campeón argentino con el campeón uruguayo, si bien hay quien considera el segundo triunfo como oficioso, dado que no hubo el entonces preceptivo partido de vuelta. Su último club como jugador en activo fue el Millonarios de Bogotá colombiano. Curiosamente, el primer club de uno de sus "herederos": René Higuita.

A nivel internacional, a título oficial sólo llegó a participar en la fase final del Mundial de 1958, si bien la albiceleste, con él bajo los palos, se alzó con el triunfo en la Copa de las Naciones organizada por Brasil en 1964, enfrentándose a rivales de la talla de Inglaterra (campeona del mundo en 1966), Portugal o la propia anfitriona. Posiblemente, fue también uno de los primeros futbolistas en llevar el apodo de Tarzán, por su agilidad y la espectacularidad de sus acciones dentro del área, mucho antes de que un bravo defensa barcelonista se hiciera también merecedor de ese sobrenombre. Además, tuvo la oportunidad de derrotar al Santos de Pelé en un amistoso disputado en Estados Unidos, en 1967.

Fue un arquero realmente longevo. Pero su edad, no obstante, no le impidió anotarse un récord de imbatibilidad de 769 minutos, cuando contaba ya con 42 años. Jugó hasta los 44 y, tras colgar los guantes, probó también brevemente fortuna como técnico, en el Once de Caldas colombiano. Una parte de la grada del Estadio Monumental, cómo no, lleva su nombre. Qué menos que reconocer así los méritos del que, tal vez, fue el primer portero moderno.


martes, 23 de abril de 2013

El infortunio del trotamundos: Fabián Carini


El fútbol no es ni más ni menos que un espejo de la vida. Muchas veces, gente brillante, aparentemente destinada a grandes cosas, se queda en el camino. Nunca consiguen que su resplandor, en apariencia llamado a ser admirado por todos, logre esa especie de predestinada trascendencia. Hay quien lo justifica diciendo que las llamas más brillantes se consumen antes. Quizás, eso es lo que pasó al meta que se encuentra sobre estas líneas: Fabián Carini.

Allá por el año 2000, el nombre de este guardameta uruguayo, nacido en Montevideo, el 26 de diciembre de 1979, y cuyo primer club como profesional fue el Danubio, empezaba a sonar con fuerza como el de uno de los más grandes cracks en ciernes. En 1999, había sido elegido el mejor portero del Mundial sub'20, disputado en Nigeria y que acabó con triunfo de la selección española. Un tanto del ex azulgrana Seydou Keita, el mejor jugador del torneo, tras fallo del propio meta, les privó del tercer puesto. Pese a todo, la prensa internacional lo aupó por encima de un jovencito llamado Iker Casillas... Su nombre llegó a sonar incluso como posible refuerzo de aquel Barcelona en eterna búsqueda de portero. Una circunstancia que se produjo entre el abrupto adiós de Zubizarreta y la irrupción en el primer equipo de Víctor Valdés. Al final, no obstante, el equipo que logró hacerse con sus servicios fue la Juventus, aprovechando la circunstancia de que el meta no ocuparía plaza de extracomunitario por sus orígenes italianos.

Actuaciones como ésta, firmada en el preolímpico de Brasil en 2000, habían convencido a los dirigentes de la entidad turinesa. Uruguay, no obstante, no llegó a meterse en el torneo de fútbol de Sydney. Brasil, con un tal Ronaldinho como gran figura y máximo anotador (9 goles), y Chile lograron los dos puestos en juego. En la Juventus, no obstante, la titularidad estaba prácticamente de manera exclusiva en las manos del gigantón Edwin van der Sar. Y mucho más se le complicaron las cosas cuando el conjunto bianconero cerró la llegada de Gianluigi Buffon al año siguiente. En 2002, después de jugar la fase final del Mundial de Corea y Japón y ver como Uruguay era apeada en primera fase, acabó cedido al Standard de Lieja belga por dos temporadas tras frustrarse un posible pase al Arsenal y, a pesar de que se ofreció como posible refuerzo para el Atlético, el siguiente club de su carrera volvería a hablar italiano: el Inter de Milán. Tampoco encontró allí la confianza que tanto necesita un arquero. Fue cedido por una temporada al Cagliari y, tras otra fugaz campaña en el Inter, acabó por fin por llegar a la Liga española, si bien a un conjunto mucho más modesto de lo que él se sentía merecedor: el Murcia.

Con el equipo murciano disputó un total de 11 encuentros en Primera, en los que encajó 22 tantos. Sólo el Betis, el Espanyol, el Sevilla y el Valencia no lograron batirle. Ante el Real Madrid, en el Bernabéu, únicamente tuvo que recoger el balón del fondo de sus redes en una ocasión. Con el descenso del equipo a Segunda División, y dada su elevada ficha, se acabó su aventura en la Liga española. Brasil, y más concretamente el Atlético Mineiro (curiosamente, el actual club de Ronaldinho) le abrieron sus puertas. La suerte, no obstante, siguió sin acompañarlo. Incluso fue despedido fulminantemente después de encajar una treintena de goles en los 19 encuentros que jugó. Peñarol, otra vez en casa, tampoco fue el oasis deseado. Incluso fue apartado del resto del equipo en los últimos tiempos de su contrato.

Ahora, busca reencontrarse con las mieles del triunfo, con su mejor versión, en Ecuador, en el Deportivo de Quito. Allí, tal vez, cesará de una vez por todas esa suerte de maldición que arrastra: el infortunio del trotamundos.

martes, 16 de abril de 2013

A una pregunta del pleno: Manuel Neuer


En las imitaciones humorísticas que hacen de la mayoría de los futbolistas, los pintan como gente sin estudios, sin cultura, capaces de soltar auténticas burradas. Y, admitámoslo, puede ser que muchos de ellos respondan sin duda alguna a este estereotipo. Pero no siempre se puede generalizar. Y Manuel Neuer es una viva prueba de ello. El actual portero del Bayern de Múnich, rival del Barcelona en las semifinales de la Champions 2012-2013, lo dejó bien claro en noviembre de 2011. Como muchos otros famosos, participaba en una edición especial para VIP's de la versión alemana del concurso "¿Quién quiere ser millonario?", cuya recaudación iba a destinarse a fines solidarios. El bueno de Manuel, ni corto ni perezoso, se llevó 500.000 euros para su fundación, la Manuel Neuer Kids Foundation. Se quedó a una sola pregunta del pleno. Las cejas del Sobera germano de turno, al igual, se quedaron paralizadas de la sorpresa... No hay que decir que su participación fue, con mucho, la más destacada de todas.

Pero, mucho antes de firmar una actuación casi perfecta ante las cámaras, contestando pregunta tras pregunta, Neuer ya se había acostumbrado a hacer lo propio bajo los palos. Nacido en Gelsenkirchen, el 27 de marzo de 1986, está considerado desde hace ya bastante tiempo como el mejor portero de Alemania. Formado en las categorías inferiores del Schalke 04, éste fue precisamente su primer club como profesional. Se estrenó bajo los palos con apenas 20 años, y sus actuaciones le concedieron la condición de titular indiscutible. A nivel de títulos, su etapa en el Schalke no fue demasiado brillante. Formaba parte de la plantilla que conquistó la Copa de la Liga en 2005 y alcanzó la Copa de Alemania en 2011, su último año en el conjunto de Gelsenkirchen. El Bayern de Múnich, necesitado de encontrar un meta del todo indiscutible, apostó fuerte por hacerse con sus servicios y pagó 25 millones de euros por su fichaje.

Neuer había brillado con luz propia en el Schalke. Tanto, que todo un símbolo del mundo del fútbol, sir Alex Ferguson, no dudó en dedicarle sus más encendidos elogios después de que su Manchester United pusiera los cimientos para eliminar al conjunto germano en la ida semifinales  de la Champions 2010-2011. "De mi tiempo en el United, es probablemente la mejor actuación que le he visto hacer a un portero en nuestra contra", relató el veterano técnico escocés. El conjunto británico se impuso por 0-2. En Old Trafford, tuvo incluso menos piedad de su rival: 4-1.

Con el Bayern, por el momento ha conseguido la Supercopa de 2012 y ya ha sumado la Bundesliga 2012-2013. Su momento más triste, seguramente, fue la derrota en la final de la Champions 2012, en casa, ante el Chelsea, en los penaltis. La suerte que le había sonreído para eliminar al Real Madrid en las semifinales en el Santiago Bernabéu le fue esquiva en el Allianz Arena. Suerte o, según revelaría tras el duelo, los consejos de su entrenador de porteros, Toni Tapalovic, quien le habría estado enseñando vídeos en su portátil sobre cómo suele ejecutar los penaltis el crack portugués. "Aprendí que a Ronaldo le gusta tirar hacia la izquierda. Y, durante la tanda, estaba convencido de que apuntaría a su lado favorito", aseguró el meta, quien mantuvo una agria polémica con Sergio Ramos. "No sabía que a Ramos le gustaba tirarlos fuera", bromeó durante la entrevista posterior al partido. Algo a lo que el sevillano contestó tras su derrota ante el Chelsea: "Por cierto, no sabía que se le daban tan bien las finales a Neuer. Otro año será..!! Humildad siempre campeón..!!", escribió el defensa en su cuenta de Twitter una vez consumado el triunfo británico.

Ramos no es su único enemigo íntimo. El meta, según el particular punto de vista que pueden tener los futbolistas, quizás tiene otro en su propia casa: su hermano menor es árbitro. Las comidas familiares, con algún que otro "Como me vuelvas a llamar enano, te vas a la calle. Primer aviso" o "Le has puesto la zancadilla a papá a propósito yendo al sofá. Tarjeta amarilla" pueden ser memorables... Bromas aparte, Neuer, además de excelentes condiciones como portero, cuenta también con un buen desplazamiento de balón con los pies. Algo que, a buen seguro, sabrá valorar en su justa medida su próximo técnico, Pep Guardiola, por mucho que, a veces, su confianza en este aspecto del juego pueda jugarle una mala pasada. No hay jugadores perfectos. Y Neuer, desde luego, tampoco lo es, por mucho que, una vez, se quedara a una pregunta del pleno. 

martes, 9 de abril de 2013

El héroe vegetariano: Carlos Roa


Como en tantos y tantos jugadores argentinos, su apodo lo dice todo: El Lechuga. Estrictamente vegetariano, y muy religioso, no dudó en tirar prácticamente su carrera por la borda para mantenerse fiel a sus creencias. Quién sabe si marcado por el lugar de su nacimiento, la localidad argentina de Sante Fe. Juegos semánticos aparte, este guardameta vivió el máximo apogeo de su carrera cuando estaba, tal vez sin saberlo, en la primera recta final de la misma. Nacido el 15 de agosto de 1969, y tras debutar como profesional con el Racing de Avellaneda, con el que ganó la Supercopa Sudamericana en el año de su estreno, en 1998, pasó por las filas del Lanús, equipo con el que conquistó la Copa Conmebol de 1996, antes de enrolarse en las filas del Mallorca, en la temporada 1997-98.

Su excelente trayectoria con el equipo balear, con el que llegó a disputar la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, lograda finalmente por los azulgrana en la tanda de penaltis, fueron las mejores credenciales para que el entonces seleccionador argentino, Daniel Passarella, apostara por mantenerlo en la titularidad en el Mundial de Francia, en 1998, a pesar de la humillación vivida en la Copa América de 1997 y la eliminación de los argentinos frente a Perú (2-1) en los cuartos de final. Perú, después, sufriría una paliza en toda regla de Brasil (7-0), a la postre la campeona del torneo.

Ante Perú, muy posiblemente, podría haber hecho algo más en los dos tantos encajados. En Francia, un año después, no obstante, la actuación de Roa, desde luego, fue del todo impecable. En la primera fase, con la albiceleste encuadrada en un grupo a todas luces muy asequible, consiguió dejar su portería a cero, ante Japón (1-0), Jamaica (5-0) y Croacia (1-0), el rival más potente de los tres, con nombres como los de Prosinecki, Suker, Boban o Jarni entre sus filas.

En octavos, tocaba medirse a una selección que, desde 1982, se ha convertido en el enemigo preferido de los argentinos: Inglaterra. El duelo, tras acabar tanto el tiempo reglamentario como la prórroga con el 2-2 forjado en los primeros 45 minutos, se dirigió inexorablemente hacia los penaltis. Una suerte en la que los porteros, en general, tienen mucho a ganar y muy poco a perder. Si consiguen salvar algún disparo, serán elevados a los altares. El irregular Seaman cumplió en el segundo lanzamiento, pero Roa no le fue a la zaga. El argentino incluso llegó a rozar con los dedos uno de los disparos. Al final, cómo no, fue todo un héroe. Su parada, en el último lanzamiento de los ingleses, valió el pase a cuartos de final, para la desesperación de toda una estrella del rock como Mick Jagger, presente en las gradas. Basta dar un vistazo a todo el vídeo de la tanda para encontrarse con su sumamente reconocible estampa.

En cuartos de final, no obstante, Holanda se encargó de cortarle el paso a la albiceleste, con un ajustadísimo 2-1. Tan ajustado, que Dennis Bergkamp logró el triunfo para los suyos prácticamente en el último minuto. La temporada siguiente, la 1998-99, fue del todo inolvidable para el portero. Y para el Mallorca. Roa se hizo con el trofeo Zamora, el que distingue al meta menos goleado de la Liga, contribuyó decisivamente en el primer título para su equipo, la Supercopa de España, conquistada precisamente ante el Barcelona, y se plantó con los suyos en la última final de la Recopa, la competición que, antiguamente, enfrentaba a los campeones de Copa de cada país. El Lazio, con un 2-1, frustró finalmente sus sueños de levantar un gran título europeo. Nedved, a 10 minutos para el final, rompió el empate provocado por el tanto de Dani García, quien había igualado un madrugador gol de Vieri.

Aunque se especuló con el interés del Manchester United, Roa decidió colgar los guantes antes de llegar a la treintena. El motivo: sus creencias religiosas le impedían hacer otra cosa en sábado que no fuera dedicarse a la oración. Mal panorama para un futbolista profesional. Un año después, no obstante, dio marcha atrás. Demasiado tarde. Su puesto en la portería del Mallorca ya lo ocupaba de manera indiscutible su compatriota Leo Franco. En 2002, tras entrenarse durante un tiempo con el Atlético Baleares, se incorporaría al Albacete por dos temporadas. Tras serle diagnosticado un cáncer de testículo, tuvo que abandonar abruptamente la práctica deportiva para centrarse en su recuperación. Para mantenerse en buena forma, regresó a Mallorca, donde se encargó de preparar a los porteros del Constancia, en Tercera División, dado que no podía actuar como jugador por su condición de extranjero, para fichar después por el Olimpo de Bahía Blanca argentino, su último club como profesional.

Con todo, ha seguido ligado al fútbol encargándose de la preparación de porteros en algunos equipos argentinos, entre ellos el histórico River Plate. Allí, el héroe vegetariano de Francia 98, muy posiblemente, pudo recordar sus tardes de mayor gloria, por mucho que su aspecto actual recuerde sólo vagamente al de aquel meta apodado El Lechuga.

martes, 2 de abril de 2013

Rebelde con causa: Bernard Lama


Aprovechando que el Barça se juega los cuartos (nunca mejor dicho) con el Paris Saint Germain en la Liga de Campeones, ¿por qué no hablar de quien fuera una de sus grandes figuras? Bernard Lama, el portero que está sobre estas líneas, se encargó de defender el marco del conjunto parisino en la década de los 90 del siglo pasado. Entre junio de 1992 y septiembre de 1996 fue titular indisctutible y conquistó una Liga francesa, dos Copas de Francia y una Recopa. Una grave lesión de rodilla, no obstante, empezó a escribir el principio de su final en el PSG. Además, fue condenado a dos meses de sanción por consumo de cannabis. Un año y seis días después de alzarse con la gloria europea tras derrotar al Rapid de Viena por la mínima, vio además como su equipo caía ante el Barça de Ronaldo en 1997 después de que el crack brasileño, de fulgurante paso por el club azulgrana, transformara un penalti cometido sobre él mismo. Y eso que Couto ya había marcado antes todo un golazo que no fue concedido por el árbitro por una supuesta falta de Popescu...

El PSG le comunicó que ya no iba a contar con sus servicios durante ese verano y el meta tuvo que buscarse la vida. Más o menos, lo mismo que ya había hecho con 18 años recién cumplidos, cuando decidió rebelarse contra la voluntad de su padre, médico de profesión, y tratar de buscar fortuna en Francia como portero. Aunque había nacido en la metropoli, en la localidad de Saint-Symphorien, el 7 de abril de 1963, se había criado en la Guayana Francesa. Según dicen, fue jugando en sus playas, corriendo por la arena y saltando entre olas, donde el joven Lama puso los cimientos de una espectacular agilidad nunca ensombrecida por uniformes tan coloritas (como mínimo y siendo muy amables) como el que luce por ejemplo sobre estas líneas. Sus camisetas, su peinado y, por supuesto, el positivo que dio por cannabis llevaron a muchos a situarlo en la órbita de la cultura rastafari. Algo que él mismo dejaría claro jugando un partido durante los actos de homenaje a Bob Marley que tuvieron lugar en Etiopia en 2005.

Tras pasar ocho años en el Lille, con cesiones al Abbeville y al Besançon, encadenó tres fichajes relámpago por el Metz, el Stade Brestois y el Lens antes de acabar aterrizando en el PSG. Después de que el conjunto parisino le diera calabazas, y tras algunos meses entrenándose bajo su disciplina, se incorporó al West Ham justo a tiempo para entrar en la convocatoria del Mundial de Francia, en 1998, si bien su puesto ya iba a ser propiedad exclusiva de Fabien Barthez, aquel meta cuya calva le daba suerte a Laurent Blanc. Al título del Mundial sumaría la orden de Caballero de la Legión de Honor, como todo el combinado galo. Y en 2000, también a la sombra de Barthez, incorporaría a su palmarés una Eurocopa, la de Bélgica y Holanda. Aunque el West Ham quiso quedarse definitivamente con sus servicios, el PSG volvió a llamar a su puerta y el bueno de Lama no pudo resistirse a regresar hasta que, en verano de 2000, se incorporó al Rennes, equipó en el que colgó los guantes.

Como técnico, tuvo un paso fugaz por la selección de Kenia. Tras perder contra Eritrea en su debut en los banquillos, cagó contra la falta de profesionalidad de ese país africano y dejó finalmente el cargo. Tal vez, algo inevitable para su carácter, el de aquel rebelde con causa que desafió a su padre para ser portero y que, en la actualidad, tiene un aspecto muy alejado del que lució antaño.